Con cifradas expectativas, todos aquellos que se hicieron presentes en la sede del Instituto Provincial de Regulación de Apuestas (IPRA) esta mañana aguardaban la palabra de Gabriel Katopodis sobre un viejísimo anhelo: un nuevo puente que una los dos sectores de la ciudad divididos por el río.
Sin embargo, no hubo anuncio oficial y el titular de la cartera de Obras y Servicios Públicos de la Nación se limitó a anunciar que el Gobierno de Alberto Fernández trabajará en «un nuevo cruce».
Ante la consulta de los medios de comunicación presentes, el funcionario incluso pidió ser «claro y riguroso con las palabras», ratificando la sospecha de muchos: no hay aún certezas sobre la ambiciosa iniciativa.
Sí, hay, indicó, «proyectos y anteproyectos que vamos a transformar en un proyecto que sea evaluado por el ministerio de Obras Públicas y vamos a intentar antes del 2022 tenerlo definido y aprobado».
Reconoció también que «es una obra muy difícil y muy cara», y resaltó que «una vez que tengamos el proyecto lo vamos a poner en consideración de la comunidad y a partir de ahí, en ese tránsito, buscando las fuentes de financiación».
Además, dividió en dos las etapas del proyecto, afirmando que «hay una primera etapa que tiene que ver con las obras viales para en la segunda etapa montar el puente propiamente dicho; tendríamos que imaginar que esas son las etapas: avanzar en lo vial y en la descarga de ese puente, rutas y accesos, y después la construcción del puente». «2023 sería un año en el que deberíamos comenzar con la licitación», cerró.
Como dato de color, el propio Katopodis contó ante los presentes que esta mañana le tocó padecer en carne propia lo que miles sufren a diario: los embotellamientos y demoras que se generan en la por ahora única vía de comunicación entre las dos márgenes del río Grande.
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