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Durante la última década, el flujo de la inmigración en Argentina cambió y en Santa Cruz no fue la excepción. Desde siempre, la ciudad de Río Gallegos es un destino predilecto de muchos ciudadanos chilenos, pero actualmente la situación se revirtió. Luego de su fundación, Río Gallegos fue tierra de oportunidades, no sólo para aquellas […]

Durante la última década, el flujo de la inmigración en Argentina cambió y en Santa Cruz no fue la excepción. Desde siempre, la ciudad de Río Gallegos es un destino predilecto de muchos ciudadanos chilenos, pero actualmente la situación se revirtió.

Luego de su fundación, Río Gallegos fue tierra de oportunidades, no sólo para aquellas familias que provenían de países vecinos, sino también para inmigrantes europeos que ayudaron a forjar sus cimientos. En la actualidad, según explica Horacio Padín, titular de la Dirección Nacional de Migraciones de Santa Cruz, a la provincia llegan personas de diversos lugares de Latinoamérica, como Venezuela, Senegal, México, Bolivia y Paraguay. “Son inmigrantes nuevos”, explica. “Hoy no son tantos los que se radican en nuestro país. Por el contrario, hay mucha gente que ha vuelto a Chile”.

Radicarse en otro país no es tarea sencilla. No sólo por la adaptación, el idioma y las costumbres, sino también por los ineludibles trámites de rigor para conseguir la nacionalidad. Si bien lo describe como una diligencia sencilla, Padín explica que el proceso tarda un tiempo aproximado de 90 días. “Se requiere el certificado de nacimiento, constancia de domicilio y presentación de antecedentes penales del país de origen, lo cual puede demorar porque debe ser apostillado por la cancillería”.

“En realidad todos los extranjeros entran como turistas”, razona el director de migraciones de la provincia, “salvo aquellos que por una situación especial llegan autorizados”. Por otra parte, indicó cómo deben manejarse aquellos que llegan como visitantes y finalmente deciden quedarse. “Primero se hace una radicación precaria. Después de 90 días, si cumple con todos los requerimientos, se inicia el trámite de radicación temporario y después definitivo”.

Falta personal

Los controles fronterizos también están bajo la órbita del director de Migraciones. Fuera de temporada, los empleados trabajan en turnos de 7 días. Ahora, y hasta marzo, llegan a rutinas de 14 y 21 días. “En el Paso de Integración Austral necesitamos más gente”.

Otro caso es el Paso Don Guillermo, que “en esta época es muy transitado”: se trata de un camino de acceso de ripio que permanece abierto para el tránsito de ganado durante todo el año, entre las 8 y las 22. “En el resto de los pasos del país, el trabajo también se ha duplicado”, concluyó Horacio Padín.

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