Los movimientos telúricos han impactado recientemente cerca de Japón, Guam y Taiwán alrededor del llamado Anillo de Fuego del planeta, una zona en forma de herradura desde Nueva Zelanda a Chile que es un semillero de actividad tectónica y volcánica.

Algunos expertos han sugerido que la frecuencia y la proximidad de estos temblores son señales de un gran terremoto por venir. Pero otros especialistas afirman que los eventos alrededor del Anillo de Fuego rara vez están relacionados y que en la mayoría de los casos los desastres adyacentes son una coincidencia.

Lo innegable es que el Anillo de Fuego ha vuelto a la vida con una serie de desastres mortales que provocaron 17 muertos en Taiwán el 6 de febrero y que obligó a la evacuación de unas 61.000 personas en Filipinas el 22 de enero por la entrada en erupción del volcán Mayón. En Alaska, un terremoto de 7,9 provocó un alerta de tsunami.

El temblor en Taiwan derrumbó edificios (AP)

El temblor en Taiwan derrumbó edificios (AP)

La cadena neozelandesa Newshub explicó que alrededor del 90 por ciento de los terremotos del mundo ocurren en el Anillo, donde se encuentran las tres cuartas partes de los volcanes activos del mundo.

El reciente aumento en la actividad en el Anillo de Fuego está causando temores de que una gran erupción volcánica o un potente sismo podrían estar a punto de golpear a Nueva Zelanda.

La erupción del volcán Mayon en Filipinas (AP)

La erupción del volcán Mayon en Filipinas (AP)

Los científicos de Nueva Zelanda buscan calmar a la población y señalan que es normal tener tanta actividad en la zona. «En cualquier mes dado generalmente hay bastante actividad, por lo que es una actividad bastante normal. Los eventos no se espacian uniformemente a lo largo del año, como la lluvia y otros fenómenos naturales», dijo un vocero de GeoNet a Newshub.

Pero el sismólogo de GeoNet John Ristau agregó: «Estos temblores no tendrán ningún impacto en la actividad sísmica en Nueva Zelanda. Aunque, por supuesto, puede haber un gran terremoto en cualquier momento en Nueva Zelanda, no tenemos forma de saberlo».