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Volar de Buenos Aires a Río Grande puede costar más del doble que a Roma o a Miami

La inexplicable política aerocomercial del gobierno nacional lleva a los riograndenses a situaciones cada vez más indignantes.

La información oficial en la página de Aerolíneas Argentinas permite ver que viajar a Europa desde Buenos Aires cuesta menos (en pesos o en dólares) que llegar a Río Grande. Las comparaciones son odiosas, suelen decir. Pero en este caso pueden ser hasta humillantes.

Y no se trata de comparar opiniones o situaciones abstractas. Se trata de precios, concretamente y las evidencias no dejan lugar a dudas.

Una simple consulta a la página web de Aerolíneas Argentinas muestra que si un riograndense quiere viajar a Buenos Aires (o viceversa) este fin de semana, no tiene opción: la única tarifa disponible es de $ 28.198. Se refiere, además a la tarifa base, en segunda clase o “economy” y con penalizaciones para llevar equipaje o cambiar o devolver el pasaje.

Simultáneamente, en la portada del sitio aparecen las ofertas para viajes internacionales: volar a Miami (con dólar alto e impuesto “solidario” incluido) cuesta desde Buenos Aires $ 47.752 ida y vuelta. En caso de elegir Europa (y siempre aceptando las condiciones de la oferta) la tarifa ida y vuelta ofrecida parte de $ 52.135, llegando a Roma sin escalas.

En ambos casos, los precios resultan inferiores al referido para el tramo Buenos Aires-Río Grande. Si se considera que las distancias son: a Río Grande 3.000 kilómetros, a Miami 7.090 km y a Roma 11.145 km, entonces la tarifa por kilómetro resulta entre 2 y 3 veces superior hacia nuestra provincia. A ello hay que agregar que el vuelo internacional incluye, entre otros muchos, servicios de comida y bebidas que en nada se compara con el té y la galleta de cereal que le ofrecen como “tentempié” al viajero de cabotaje.

No se trata sólo de tarifas, las escasas frecuencias, el vuelo nocturno, las cancelaciones frecuentes, son formas de maltrato que los vecinos de Río Grande vienen soportando cada vez con mayor severidad, sin que ninguna autoridad ni organismo de la provincia hayan presentado reclamo oficial alguno desde hace mucho tiempo. El silencio otorga, pero además permite que estas políticas claramente discriminatorias se profundicen con el tiempo.

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