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Femicidio en Tolhuin: los compañeros de Accetti confirmaron episodios previos de violencia

Los dichos fueron recolectados por los investigadores al momento de las declaraciones testimoniales. Las denuncias de esos hechos nunca se registraron oficialmente en sede policial o judicial, aunque sí en organismos oficiales.

medica tolhuin

El próximo viernes 29 de julio, el Juzgado de Instrucción Nº 1 del Distrito Judicial Norte debe resolver la situación procesal de José Sebastián Cortez Toranzo, el único detenido por la muerte de la Dra. María Alejandra Accetti.

Cortez Toranzo permanece alojado en una celda en Río Grande desde la madrugada inmediatamente posterior a denunciado el hecho, advertido a las autoridades por el propio acusado, quien por ahora está imputado por el delito de «homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber sido cometido mediando violencia de género».

El juez Cesari Hernández deberá así definir si están dadas las condiciones para procesar al por ahora sospechoso y qué ocurrirá con su detención por ahora preventiva, en el norte de Tierra del Fuego.

Para definir el futuro de Cortez Toranzo será clave para los investigadores no solo la prueba material encontrada en la vivienda en la que fue hallada la médica ya sin vida y las propias pericias realizadas por los peritos forenses, sino que jugará un rol clave los testimonios de los allegados a la víctima.

Y es que según pudo conocer radiofueguina.com, en el marco de las declaraciones testimoniales tomadas horas después de la muerte de la Dra. Accetti, se pudo conocer algo más de la conflictiva relación que unía a la mujer de 52 años y al hombre de 37.

Más allá de los dichos que se hicieron públicos de parte del hermano y que hablan de la supuesta «humildad» de Cortez Toranzo, allegados a la profesional de la salud dieron cuenta de episodios de violencia ocurridos con anterioridad.

Fueron sobre todo sus compañeros de trabajo, que cumplen funciones en el Centro Asistencial de Tolhuin (CAT), quienes hablaron de reiterados actos de violencia física y psicológica de Cortez Toranzo a la víctima y que, por razones no del todo claras, jamás se materializaron en una denuncia formal.

Al menos no en sede policial o judicial, porque sí habrían llegado estas presentaciones a un organismo oficial: un área gubernamental del Ejecutivo Provincial y supuestamente dedicado al cuidado y protección de las mujeres víctimas de violencia de género, había sido puesta al tanto de lo que padecía Accetti.

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