La pregunta es si habrá un aumento de edad jubilatoria y transferencia de programas
El presidente Mauricio Macri anunció que Argentina volvía a iniciar conversaciones con el Fondo Monetario Internacional pidiendo una ayuda financiera a los efectos de «fortalecer el programa de crecimiento y desarrollo para enfrentar este nuevo escenario mundial y evitar crisis como las que hemos tenido en nuestra historia».
El retorno del organismo de crédito internacional a las políticas públicas de nuestro país, nos lleva a mirar la historia que sufrió la Argentina desde la década de los 90 hasta la explosión de la crisis del 2001 y a comparar la gestión del gobierno de Macri en los dos años y medio de gestión en materia previsional.
La maldita reforma jubilatoria, sancionada en diciembre del año pasado, dejó marcada la atadura de un plan ligado al FMI que, entre sus recomendaciones, propone: cambios en los requisitos previsionales con el aumento de la edad y de los años de aportes; reducción del haber inicial, modificación de la fórmula de actualización de la ley de movilidad y la transferencia de los programas sociales de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES) al área de Desarrollo Social, entre otros puntos.
Pero los jubilados pueden enfrentarse a un nuevo reto aún más drástico: la posibilidad del pago en bonos para quienes hayan iniciado su juicio de reajuste contra el Estado como los 230 mil que, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, acudieron a los tribunales para que se les acomode sus haberes mal liquidados.
No es descabellado pensar que al igual que lo que sucedió en los 90 quienes hayan recurrido a la justicia, en vez de recibir pesos constantes y sonantes, se les pague con papeles de colores o títulos públicos emitidos por el Tesoro Nacional, como los nefastos bonos de consolidación de deudas del Estado; los BOCONES de la década menemista.
Con las recomendaciones del FMI, el posible préstamo solicitado por Macri y las apariciones de Domingo Felipe Cavallo en las últimas horas, la clase pasiva vive horas de incertidumbre. Este deja vú nos permite recordar el equívoco sufrido por la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, en las elecciones del 2015 cuando dijo: «Cambiamos futuro por pasado».
Un claro retroceso que marca un camino peligroso, sinuoso y sin rumbo con un posible nuevo avasallamiento en los derechos de nuestros jubilados, los que esperan el sueño de lo eterno para que se les reconozca judicialmente lo que ni el poder legislativo, ni el ejecutivo han podido solucionar en todos estos años.
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