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Hay algo que crece y es la desigualdad

En la primera parte del año volvió a crecer la desigualdad. Según informó ayer el Indec, en el primer trimestre se registró una suba del índice Gini, lo que representa una desmejora en la distribución del ingreso tanto respecto del trimestre previo como de igual período del año pasado. El Coeficiente Gini varía de 0 […]

En la primera parte del año volvió a crecer la desigualdad. Según informó ayer el Indec, en el primer trimestre se registró una suba del índice Gini, lo que representa una desmejora en la distribución del ingreso tanto respecto del trimestre previo como de igual período del año pasado.

El Coeficiente Gini varía de 0 a 1, cuanto más alto es la fracción mayor es el nivel de desigualdad de ingresos. El indicador se ubicó en el período enero-marzo en 0,440 puntos, contra 0,437 unidades que evidenció en igual trimestre del año pasado. Es el segundo peor registro desde que el Gobierno reactivó el apagón estadístico y volvió a publicar este indicador sobre el segundo trimestre de 2016.

Todavía resta computar el impacto de la devaluación de la moneda y su correlato en los precios internos sobre los ingresos de las familias que se dio desde fines de abril. Como parte de la ampliación de la brecha que provocaron las políticas oficiales que degradan el salario de los trabajadores, en el primer trimestre del año el 10 por ciento de la población de mayores ingresos familiares superó en 20 veces esos recursos frente a la porción menos favorecida.

 

El coeficiente Gini es una medida de distribución del ingreso que lo mide por percentiles (se distribuye la población en diez bloques de diez por ciento de la población) y los compara. Cada percentil equivale a unos 2,7 millones de personas. El peor desempeño de la era Cambiemos, al menos de los que hay registro tras la suspensión de las estadísticas oficiales, fue en el tercer trimestre de 2016, cuando se ubicó en 0,451 puntos. El segundo fue el de la primera parte de este año (0,440) superando el 0,417 de septiembre-diciembre pasado, el menor registro (la mejor marca) en dos años de macrismo.

 

“El ingreso promedio per cápita (familiar) de la población alcanzó los 10.381 pesos mensuales en este período (primer trimestre)”, detalla el informe oficial. A modo de comparación, el valor de la canasta básica total promedió los 14.000 pesos (fue de 13.513,15 pesos en enero y de 14.224,43 en marzo).

 

Más allá del promedio, la dispersión entre los ingresos más altos y más bajos se acentuó en el período. Una de las medidas de distribución del ingreso del Indec es el ingreso per cápita tomando en cuenta el conjunto familiar. El 10 por ciento de menores ingresos se tuvo que repartir unos 4577 millones de pesos, mientras que el 10 por ciento con mayor entrada de dinero recibió 92.726 millones, el 32,2 por ciento de la torta contra el 1,6 por ciento con que debieron conformarse los menos favorecidos en términos económicos.

 

La diferencia entre el primer y el último decil fue de 20 veces en el primer trimestre, mientras que en el mismo período de 2016 era de 19 veces. Para entender la ampliación de esta brecha es necesario ver que el crecimiento en los ingresos es cada vez más dispar, lo que refleja una política de concentración económica que favorece a las familias más acomodadas. La parte de la torta que recibió el percentil de menores ingresos creció apenas 3 por ciento, de 4444 millones de pesos en el último trimestre del año pasado a 4577 millones en la primera parte de este año. En cambio, la porción que se apropió el percentil de mayores ingresos se incrementó en un 23,1 por ciento, de 75.357 millones a 92.726 millones, según cifras oficiales.

 

Todavía resta computar el impacto de la devaluación de la moneda, que se profundizó en mayo y junio. En el informe del Indec, para el personal ocupado, donde el ingreso proveniente de la actividad principal –toma en cuenta asalariados, patrones y cuentapropistas–, la brecha de desigualdad de ingresos es de 19,5 veces. El primer percentil (1,1 millón de personas en actividad), con un ingreso promedio de 2245 pesos, representó 2554 millones de pesos del total. El último percentil, con 43.871 pesos, fue el equivalente a 49.886 millones de pesos del total de ingresos per cápita de personas ocupadas. La menor brecha respecto de la población total (que es de 20 veces) responde al efecto positivo en la distribución del ingreso que tiene el sistema de asignaciones familiares y el régimen previsional. Pero además, deja al desnudo que lo que más subió fueron los ingresos extra salariales, lo que impacta mayormente en las familias de mayores recursos financieros. En el último trimestre del año pasado esa brecha había sido de 18,2 veces. También empeoró la distribución por género. Los hombres se apropiaron en el primer trimestre de este año del 57,5 por ciento de los ingresos y las mujeres del 42,5 restante, mientras que hasta diciembre pasado esa masa de recursos se repartía entre un 52 y un 48 por ciento, respectivamente.

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